Mañana por la tarde, a las 19:00, servidor de ustedes charlará, con Javier Jiménez (director de Fórcola) y Juan Ángel Vela del Campo (crítico musical), sobre dirección de orquesta, en torno al libro “Música, maestro”, que hemos escrito Enrique Pérez Adrián y yo mismo. Para quienes tengan interés o no pudieran asistir a la presentación del 8 de noviembre, en la foto tienen los detalles de la convocatoria.
Por lo demás, seguimos anotando, desgraciadamente, estupideces. La última ha corrido a cargo, cómo no, de dos extremistas del activismo contra el cambio climático, que se pegaron con cola a la barandilla del podio del director con la intención de sabotear el concierto de la Staatskapelle de Dresde, con Julia Fischer como solista y Tugan Sokhiev a la batuta. El despiporre ocurrió cuando operarios de la Elbphilharmonie de Hamburgo desmontaron la barandilla con los idiotas pegados a ella, y se los llevaron fuera del escenario. Colocada otra barandilla, el concierto se desarrolló con normalidad, y los cretinos se quedaron con cara de lo que son: cretinos (no es una opinión, es un diagnóstico). Eso sí, el video, que se puede ver en este enlace de twitter (https://twitter.com/noelkouri/status/1596837957553786881?s=20&t=-GTct42MXgWuJu8FXy437w), es tronchante. Por lo demás, de verdad, pedazo de pereza.
Por lo demás, aquí les dejo las últimas colaboraciones en Scherzo:
https://scherzo.es/madrid-de-la-parra-tercera-visita-a-la-nacional/
Hola y sí, jajajajaja.. lo había visto y es buenísimo. Menos mal que ya estamos avisados de que todas estas barbaridades pueden suceder y cada uno las soluciona a su manera. Esta es la mejor que he visto hasta ahora. Muy creativa. Gracias.
Es maravillosa la situación. La realidad supera la ficción. Ni en el mejor de los guiones de los Monty Python encontraríamos un sketch como el de los dos cretinos.
Ni siquiera bajo la dirección de los dos Terrys.
Ni en los mejores tiempos de los Monty Python’s Flying Circus se puede encontrar algo así. Se han convertido en el circo ambulante mediático de la estupidez elevada a la máxima potencia.
Tu certero comentario, » no es una opinión, es un diagnóstico», es sublime.
Hay que poner tratamiento a tanta estupidez, sintomático, como el realizado por los operarios de la sala de conciertos, y directamente a la etiología, al origen de tanto afán de protagonismo vacío y absurdo.
Pero no mucho porque nos libraría de estas perlas memorables de «me pego a la barandilla para hacer el ridículo más espantoso».
Flaco favor le han hecho a los ambientalistas del cambio climático. El que se merecen.