“La ventaja de ser inteligente es que se puede fingir ser imbécil, mientras que al revés, es imposible”
Woody Allen
El 9 de agosto de 2025 se cumplen 50 años de la muerte de Dmitri Dmitriyevich Shostakovich, uno de los compositores más importantes, y también más controvertidos, del siglo XX. Dmitri Shostakovich fue, creo que pocos lo dudarán, uno de los autores más significados del siglo XX en muchos ámbitos, especialmente en el campo de la sinfonía y el cuarteto de cuerda. Su figura ha sido objeto de encendida polémica. ¿Fue un devoto comunista y estalinista? ¿Fue un superviviente, o tal vez un cobarde? ¿Responde su música a lo que los líderes soviéticos, y Stalin en particular, esperaban? O, por el contrario ¿esconde mensajes subyacentes escondidos?
A estas alturas, y tras numerosas idas y venidas de la bibliografía sobre el compositor, creo que deben caber pocas dudas de que Dmitri Dmitriyevich fue, sobre todo, un superviviente. En el fondo, no podía ser de otra forma. Es bien conocido que tras el estreno de su ópera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk en 1934, la ópera llegó a Moscú dos años más tarde, en 1936. Stalin asistió a la función, y dos días después, apareció en Pravda un artículo titulado “Confusión en lugar de música – en torno a la ópera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk”. El artículo, más que presumiblemente inducido y bendecido por Stalin, ponía la ópera a escurrir, y abrió la cámara de los horrores. En los años treinta, el terror estalinista estaba en su apogeo, la gente era detenida y ejecutada como chinches, y Shostakovich no tardó en caer en desgracia. El estreno de su Cuarta sinfonía, previsto poco después, fue suspendido. También ha habido polémica con eso, pero hoy parece que hubo, digamos, “alguna indicación extraoficial de círculos oficiales” para suspender su estreno. La obra, una de sus mejores y más provocadoras sinfonías, no vería la luz hasta ¡1961! cuando Kirill Kondrashin la estrenó con la Filarmónica de Moscú.
En su interesante volumen The new Shostakovich (Northeastern University Press, 1990) Ian Mac Donald defiende algo que es difícil de rebatir: no es posible entender la obra de Shostakovich y su peculiar lenguaje, sin entenderlo en el contexto del horror que muchos, él entre ellos, vivieron en la URSS de los años treinta y cuarenta, y que aún décadas después, aunque atenuado, existía. Defiende Mac Donald, con razón, que procede dejar hablar a esa música. La música de Shostakovich se mueve en las aguas de la retranca escondida, de una engañosa simpleza que esconde el pánico, de un sarcasmo cínico, a menudo grotesco, en el fondo del cual hay una amargura desgarradora. El sentido del humor de Shostakovich era singular, como comprobaremos poco más adelante en este pequeño recuerdo. Se permitía el lujo de tratar con humor hasta su propia enfermedad. Pero ese cinismo que teñía sus palabras aparece también en su música. Hay mucho en ella de reiteración casi obsesiva, de dibujos, de ritmos, repetidos una y otra vez con machacona insistencia. Machacona, sí, como si quisiera asegurarse de que, aun hábilmente disimulados tras esa aparente simpleza, los mensajes llegarían. Una suerte de “a ver si os enteráis de una vez de lo que os estoy intentando decir”, por ponerlo en lenguaje llano. Como recordando la frase de Allen que encabeza este artículo, Shostakovich escondía la crudeza muchas veces tras un diseño, una idea, que en apariencia eran simplonas. Otras veces lo disimulaba tras una apoteosis bombástica que hacía sonreír a los gerifaltes del régimen, que se dejaban cautivar por una brillantez que, en realidad, camuflaba un mensaje bien diferente.
Como he comentado en otras ocasiones, hay autores que lo han verbalizado con extremo acierto. El director de orquesta británico Mark Wigglesworth, reconocido experto en Shostakovich, destaca que “la capacidad innata de la música para ser ambigua es una de sus mayores virtudes, y a Shostakovich le salvó la vida.” El musicólogo Alex Ross, en el New Yorker, lo afirmaba de manera parecida: “la urgencia de Shostakovich por desafiar a la autoridad siempre estuvo modulada por su instinto de supervivencia”. A Shostakovich hay que apreciarle en todo su ingenio, aunque este nos golpee con crudeza y a veces hasta nos confunda. La vida no fue sencilla para la gente en la URSS, y menos aún para las figuras destacadas, que hoy eran utilizadas como propaganda y mañana eran ejecutadas sin piedad, una vez caídas en desgracia en la mente perversa de ese Calígula del siglo XX llamado Iosif Stalin. Y si la vida de Shostakovich no fue sencilla en la conjunción político-artística, tampoco lo fue en el capítulo de la salud, a menudo demasiado oscurecido por la controversia sobre si el compositor era un entusiasta estalinista o un rebelde camuflado.
La salud de Shostakovich
Shostakovich murió relativamente joven, a los 69 años, pero su salud había sido quebradiza desde su juventud. Los doctores Veena R. Kalapatapu, Aedan P. Gilkey y Robert M. Pascuzzi, del Departamento de Neurología de la Indiana University School of Medicine en EEUU, repasan el asunto del más que plausible diagnóstico de ELA en un interesante artículo (Shostakovich and amyotrophic lateral sclerosis, publicado en Bogousslavsky J, Hennerici MG, Bäzner H, Bassetti C (eds): Neurological Disorders in Famous Artists – Part 3. Front Neurol Neurosci. Basel, Karger, 2010, vol 27, pp 92–100), en el que describen ese diagnóstico e incluso sitúan el comienzo de la enfermedad antes de lo sugerido previamente (1958) en otros libros y artículos. En cualquier caso, no cabe duda de que para 1958 el compositor padecía algún tipo de enfermedad neurológica, muy posiblemente neuromuscular. Una carta de ese año a su amigo Isaac Glikman, citada por Elizabeth Wilson en su excelente biografía del músico (Shostakovich – A life remembered, Faber, 1994) es bastante explícita: “Mi mano derecha se ha vuelto muy débil. A menudo siento hormigueo. No puedo levantar objetos pesados. Mis dedos pueden agarrar cualquier maleta, pero no puedo colgar un abrigo en un gancho. Me cuesta cepillarme los dientes. Cuando escribo, se me cansa la mano. Solo puedo tocar [el piano] lentamente y pianissimo. Noté esta afección en París, donde apenas pude tocar en mis conciertos. Simplemente no le presté atención. Los sumos sacerdotes de la medicina son incapaces de responder a mi pregunta sobre cómo se llama esta enfermedad; me han condenado a permanecer en un hospital.”
Cuando en 1967 se fracturó la pierna derecha (siete años después de haberse fracturado la izquierda), escribió de nuevo a su amigo Glikman, y con su característico sarcasmo, declaró: “Estamos al 75 % del objetivo. Tengo la pierna derecha rota, la pierna izquierda rota y la mano derecha dañada. Solo falta que me lesione la mano izquierda y entonces el 100 % de mis extremidades estarán fuera de servicio”.
Los neurólogos estadounidenses repasan toda una lista de diagnósticos diferenciales y, pese al largo curso de la enfermedad de Shostakovich (la ELA suele tener un curso más rápido, aunque no siempre es así), concluyen que ese era el diagnóstico más probable, al que habría que añadir, en sus últimos años, enfermedad cardiovascular y cáncer de pulmón. Teniendo en cuenta que logró sobrevivir a Stalin… quizá la enfermedad era mal menor comparado con lo que hubiera podido pasar si hubiera seguido la suerte de otros.
Discografía básica recomendada
Sinfonías 1-15
Sinfónica WDR /Barshai (Brilliant)
Filarmónica de Moscú /Kondrashin (Melodiya)
Varias orquestas / Mariss Jansons (EMI)
Sinfonías completas y Conciertos – Orquesta del Teatro Mariinski – Valery Gergiev (DVD Arthaus)
Cuartetos
Cuarteto Borodin (EMI)
Cuarteto Emerson (DG)
Lady Macbeth del distrito de Mtsensk
Ópera de Holanda – Mariss Jansons (DVD)
Lecturas recomendadas
Además de los ya mencionados en el artículo, conviene tener en cuenta:
Shostakovich – El arte amordazado por la autoridad – Bernd Feuchtner – Turner, 2004
Shostakovich contra Stalin (narrativa) – Xavier Güell – Galaxia Gutenberg, 2024
Shostakovich – Su vida, su obra, su época – Krzysztof Meyer – Alianza 2011
Pages from the life of Dmitri Shostakovich – Dmitri & Ludmilla Sollertinsky – Harcourt Brace Jovanovich, 1980
Shostakovich – The man and his music – Ed. Christopher Norris – Lawrence and Wishart, 1982
Testimonio – Las memorias de Dmitri Shostakovich – Solomon Volkov (ed. Española de José Luis Pérez de Arteaga, Aguilar, 1991
Shostakovich – A life – Laurel E. Fay – Oxford University Press, 2000
Shostakovich and Stalin – Solomon Volkov – Knopf, 2004
Shostakovich – A Casebook – Laurel E. Fay – Indiana University Press, 2005
Documentales:
Imprescindible el titulado “Shostakovich against Stalin”, disponible con subtítulos en español en este enlace: https://youtu.be/89258H0_dKQ?si=Xo8ZbVOlJ2XGsWF6
Colaboraciones en Scherzo:
https://scherzo.es/madrid-y-sigue-la-magia-de-sokolov/
https://scherzo.es/madrid-el-mahler-mas-celestial-con-nelsons-y-la-gewandhaus/
https://scherzo.es/madrid-dvorak-lo-mejor-del-segundo-concierto-de-nelsons-con-la-gewandhaus/
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Colaboraciones en Madrid Actual:
Podcast de “Músicas en camino” en “Sinfonía de la mañana” de Radio Clásica
Programa del 25 de febrero: https://www.rtve.es/play/audios/sinfonia-de-la-manana/brubeck-milhaud-25-02-25/16464746/
Programa del 25 de marzo: https://www.rtve.es/play/audios/sinfonia-de-la-manana/flauta-solitaria-25-03-25/16506037/
Programa del 30 de abril: https://www.rtve.es/play/audios/sinfonia-de-la-manana/flauta-solitaria-25-03-25/16506037/
Programa del 22 de mayo: https://www.rtve.es/play/audios/sinfonia-de-la-manana/flauta-solitaria-25-03-25/16506037/
Programa del 24 de junio: https://www.rtve.es/play/audios/sinfonia-de-la-manana/flauta-solitaria-25-03-25/16506037/