Rafael Ortega Basagoiti

La tuerta

Llevo días mordiendo el lápiz y aguantando el impulso de escribir, en parte por cansancio, en parte por hartazgo, en parte por sensación de que alzar la voz parece cada vez más inútil en la situación de desierto intelectual en que nos encontramos. Quienes tienen la amabilidad y paciencia de seguirme saben que llevo tiempo alzando la voz contra el absurdo cancelador, contra la censura hipócrita y mojigata, sospechosa manifiesta de sectarismo y unilateralidad, una tuerta que solo ve con un ojo la paja en el ajeno porque la viga, en efecto, le ha destrozado el otro propio. La tuerta, sí.

La tuerta que quiere creer y hacernos creer que su único ojo es el válido, el bueno, el noble. Pero esa tuerta, además de tener solo un ojo, es una perversa manipuladora que desvía la atención de lo que no conviene a su discurso, de lo que podría incluso desmantelarlo.

La tuerta, naturalmente, tiene una colaboradora necesaria: la ignorancia. La tuerta se aprovecha de una sociedad aborregada, incapaz de preguntar un por qué, impotente para indagar si algo es verdad o si hay otro lado del asunto que se está escapando, atontado para preguntarse si hay algún interés en que traguemos un discurso determinado. Por eso la tuerta vive tan campante y feliz en la sociedad donde se premia alejar el esfuerzo, donde la educación se desintegra en la carcoma de una inacción galopante (o, peor aún, de un galope frenético encaminado al adoctrinamiento) y donde se pretende que los jóvenes crezcan pensando muy específicamente en combatir determinadas ofensas que son, faltaría más, las que se determinen oficialmente desde la autoridad, convenientemente tuerta.

Hace casi un par de años, en un artículo para Scherzo, que pueden leer aquí (https://scherzo.es/por-que-no-se-cancelan-ustedes/), aprovechando la locura por la que se suspendió una interpretación de Israel en Egipto de Handel, hice un somero repaso de algunas cancelaciones estúpidas: Debussy, Puccini, Verdi, Mozart… varios han sido objeto de cancelación o intentos de cancelación, de cambios por estupideces de apropiación cultural o “no vaya a ser que se ofenda el colectivo tal”. Y podría citar más aún: intentos de silenciar a Beethoven porque su música procedía del supremacismo blanco, o el último con Handel (cancelar El Mesías) porque tenía que ver con el cristianismo y los musulmanes podían ofenderse.

Entre los muchos conflictos que vivimos en la actualidad, el de Israel está muy cerca de llevarse la palma en cuanto a la contestación pública. No entraré aquí, porque ni soy la persona adecuada ni este el foro apropiado, a analizar la raíz de un problema para el que, personalmente, creo que se está empleando un lenguaje inapropiado (por inexacto) para calificar el comportamiento de una parte y otro, en cambio, sumamente permisivo (y también inexacto) con el otro. Pero sí entraré a las consecuencias recientes, porque eso entra en el terreno de la manipulación en la que la tuerta es tan desgraciadamente maestra y que tanto daño está haciendo. Dicho de otra manera, sin entrar a quién tiene o no razón, o más razón que el otro, sí lo haré en cuanto a las consecuencias que vivimos.

Hace unos días se anunció, por parte del Festival de Flandes, que la actuación prevista de la Filarmónica de Munich en dicho festival quedaba cancelada porque la dirección del certamen consideraba inapropiada la presencia del joven director de la formación, el israelí Lahav Shani, por ser además titular de la Filarmónica de Israel. Poco importaba que Shani, un protegido de Barenboim (siendo este un poco sospechoso activista en pro de la paz y en contra de la acción de Netanyahu), se hubiera manifestado públicamente a favor de la paz.

El primer ministro belga ha pedido disculpas y ha pedido al Festival que rectificara, pero de momento, la respuesta es: que si quieres arroz, Catalina. Figuras públicas como Matthias Goerne o Sir Simon Rattle han expresado su rechazo y estupor. Pero por ahora no hay marcha atrás. En días recientes hemos asistido, algunos entre estupefactos e indignados, al vergonzante, bochornoso espectáculo del gobierno, con quien lo preside a la cabeza, liderando el empeño, finalmente consumado, de cancelar el curso de la Vuelta ciclista a España porque participaba en la misma un equipo con patrocinio israelí. Cancelación que se ha saldado con violencia (un ciclista retirado por lesiones tras una caída provocada por un cafre que se manifestaba) y con intentos sádicos de más violencia (chinchetas y cristales hoy al paso de los ciclistas en Madrid). Ahora se están retirando países del Festival de Eurovisión (bodrio que por otra parte quien esto firma no echaría de menos, por otras razones) si se permite la participación de Israel. Que las manifestaciones tengan lugar, sea. Que se dediquen a cancelar lo que ellas deciden cancelar es, lo siento, absoluta y rotundamente inaceptable.

Más allá de la tristeza y preocupación que nos invade a muchos en estas horas, preguntándonos hacia donde nos lleva este gobierno criminal, orgulloso de ser felicitado por terroristas extranjeros y de ser sostenido por los de nuestro propio país, cabe preguntarse cuál es el límite. El límite, naturalmente, será el que decida la tuerta. Si no hubiera límite, igual había que cancelar a Iván Fischer el año que viene (Ibermúsica), o a Alisa Weilserstein (que actuará con la OCNE). Ya puestos, cancelemos a Mahler (judío) o a Richard Strauss (que no salió de la Alemania nazi). Cancelemos a Mendelssohn (judío y, válgame Dios, descendiente de banqueros: el mal mismo). Cancelemos a Bach, porque como decía aquel cretino en la película Tár, tuvo muchos hijos. La tuerta, naturalmente, no dirá ni mu sobre Dudamel (las voces que se han escuchado sobre él han sido tímidos susurros al lado de la que se ha liado con Israel o a los intentos de censurar rusos, Chaikowski incluido, como si fueran descendientes directos de Putin), por mucho que quien gobierna Venezuela (y la orquesta que dirige el maestro, echen un vistazo a artículos muy jugosos del Times sobre la materia) ahora mismo sea un delincuente responsable del exilio de millones de venezolanos.

Está en nuestras manos, y nada más que en nuestras manos, parar esta locura. La locura que justifica la violencia contra ciclistas, contra las otras razas, contra quien enarbola un discurso contrario. La locura que pretende la necrosis de partes esenciales de nuestra cultura por el beneficio de un presuntuoso, falso y vomitivo evangelio de superioridad. Más allá de la discrepancia o no, estremece que el asesinato del joven Kirk en EEUU en días pasados pueda ser celebrado, aplaudido y justificado por nadie que esté en su sano juicio. Hay que pensar, por doloroso que parezca, que la tuerta está en el camino de dejarnos ciegos, propósito que sin duda persigue. Y lo malo de eso es que, más pronto que tarde, termina en un batacazo. Uno cuyas consecuencias prefiero no imaginar. E insisto. Solo está en nuestras manos detenerlo. Aun hay una cosa llamada urnas. Pero si no actuamos, igual hasta esas dejan de existir. La tuerta no da signos de descansar en su perversa porfía.

Colaboraciones recientes en Scherzo

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9 thoughts on “La tuerta

  1. ¿No entro aquí?. ¡Dí nombres que hayan justificado el asesinato de Kirk!. Dí tambien nombres de los que omiten hablar del GENOCIDIO, sí, genocidio! ¿ te acuerdas de los asesinatos de dos senador@s demócratas en EE.UU.? ¿te acuerdas de las reacciones? ¿fueron iguales?. Por cierto, Israel no pertenece a Europa, y si se les permite participar en todos los eventos de cualquier naturaleza, es por cuestión política, y una de las premisas es acatar la política de derechos humanos de la UE, Dicho esto, a mí no me gustan para nada las cancelaciones de ningún tipo y comparto gran parte de tu opinión con respecto a esto, ahora bien hay que separar el grano de la paja. Saludos

    1. Gracias, Tomás. No, no voy a entrar, y menos a dar nombres, porque eso, en el fondo, es casi lo de menos. Basta una excursión por las redes y los medios de comunicación afines a la ideología gubernamental para leer y/o escuchar barbaridades sobre lo de Kirk, que por supuesto es tan condenable como otros hechos sucedidos anteriormente, como los que describes. Respecto a lo de Gaza, me siento especialmente cerca de este texto que publicó el otro día el contratenor alemán Andreas Scholl: https://slippedisc.com/2025/09/an-artists-response-to-classical-music-for-palestine/ . Saludos.

      1. Discúlpame, los medios a los que te refieres lo han condenado sin excepción, lo que no han hecho es lo sí han hecho otros a los que también conoces, GRORIFICARLO, ome por Dios, hablas de redes que son el mayor exponente y catalizador de odios, racismos, homofobias, y todas las formas de fobias posibles, incluso la cultural(¡Ay las cancelaciones y ataques), y poner a todos los que en ellas se expresan en el mismo nivel, suena a broma de mal gusto, aunque sepa que no es tu intención estimado Rafael. Un amigable abrazo 🤗

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