Tengo varias perlas operísticas, del Real y de algún otro coso, en la nevera, pero no es hoy, a punto de finalizar el año, el momento de sacarlas. Es más bien el momento de disfrutar de los eventos de final de año. El Concierto de Año Nuevo por excelencia es el de la Filarmónica de Viena, que, como muchos saben, se ofrece por triplicado: el día 30 de diciembre en versión “ensayo general”, el 31 de diciembre como “Concierto de San Silvestre”, en gran parte para los abonados de la Filarmónica vienesa (idéntico decorado, programa y hasta bromas del director de turno a los del evento televisado), y, por fin, el popular concierto del día 1, que llega a una audiencia estimada en más de 1000 millones de personas. El añorado José Luis Pérez de Arteaga hubiera dicho aquello de “desde el Guardia de Tráfico en Sidney, Australia, hasta el bombero de Groenlandia” conocen el concierto y lo siguen, como miles de vieneses en las pantallas instaladas en las calles de Viena, aunque nieve y haga frío, como ha podido presenciar el que suscribe. Muchos “snob” abominan de este concierto por el simple hecho de que es muy popular. Creo que se equivocan, y desde luego yo seguiré disfrutando (si la batuta de turno responde) de esa combinación extraordinaria que es la música exquisita de los Strauss, la Filarmónica de Viena y el marco inigualable de la Sala Dorada de la Musikverein vienesa. Ya les anuncié que el maestro de este año es el alemán Christian Thielemann, que debuta en el asunto a sus 59 años y viene precedido de la vitola de gran autoridad en Bruckner, Wagner y Richard Strauss (nada que ver con los de la dinastía de los valses, como es bien sabido). Podrán leer la reseña que escribiré para Scherzo probablemente ese mismo día (colgaré el enlace correspondiente en cuanto esté disponible).
Pero además de Viena, hay otros eventos distinguidos, y el Concierto de San Silvestre que celebra la Filarmónica de Berlín es uno bien distinguido. El día 31 a las 17.15 se ofrece en directo en la sala de conciertos digital de la Filarmónica https://www.digitalconcerthall.com/en/concert/51845?a=bph_webseite&c=true, plataforma de pago (el ticket para 7 días vale 9.90€), o en directo en cines de 13 países europeos (Alemania, Austria, Suiza, República Checa, Finlandia, Hungría, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Polonia, Suecia y Reino Unido). Qué sorpresa, no está España. Para los que se animen a la plataforma digital de la Filarmónica berlinesa, el programa no puede ser más atractivo. Solista y director: Daniel Barenboim. Programa: Mozart, Concierto nº 26 para piano y orquesta. Ravel: Rapsodia española, Alborada del Gracioso, Pavana para una infanta difunta y Bolero.
Si prefieren esperar al día 1, pueden ir abriendo boca con el último vals del programa oficial (digo oficial porque evidentemente luego hay una propina que a estas horas no sé aún cuál será, y después vienen los consabidos Danubio azul y Marcha Radetzky). Ese último vals es nada menos que el bellísimo Sphärenklange (Música de las esferas) Op 235, de Johann Strauss hijo. Esta hermosa partitura ha figurado varias veces en los conciertos de año nuevo de los últimos treinta años, con Karajan (1987) y Carlos Kleiber (1992) a la cabeza de interpretaciones sensacionales de la obra, aunque fue también notable la ofrecida por Barenboim en 2009. Por desgracia, la última vez que se escuchó esta partitura en el Concierto de Año Nuevo lo hizo en las manos del soporífero Franz Welser-Möst (recuerden, Franz, no other worst, que le llamaban recientemente algunos ingleses a raíz de sus plúmbeas interpretaciones). Así que mejor recuperar las buenas sensaciones y esperar que Thielemann eleve el listón tras su aburrido predecesor. Les dejo el vídeo de la inolvidable interpretación de Carlos Kleiber en 1992, con mis mejores deseos de paz, prosperidad, salud y buena música para el año próximo, y mi agradecimiento a quienes siguen este modesto blog.
Strauss – Sphärenklange Walzer Op. 235; Orquesta Filarmónica de Viena – Concierto de año nuevo 1992 – Director: Carlos Kleiber https://www.youtube.com/watch?v=snPUhI8GIC4
Ver a Kleiber, único. Feliz año.
¿De verdad que hay gente que ‘abomina’ del concierto del día 1 desde Viena? Pero cómo se sabe, quién lo dice, a lo mejor ha sido un comentario de alguien a quien conoces de refilón, sería en broma….
Gracias por el enlace y, sí, Feliz 2019!
Créeme, la hay. Y no de broma. La cantidad de «snobs» que rechazan este concierto por tratarse de algo «de masas» y poco menos que «turístico» es muy notable.