Pues sí, apenas hemos salido de La Flauta mágica del cine mudo, que, como la de Bartolo, tenía un agujero solo, y se nos viene encima la segunda jornada del Anillo wagneriano, La Valquiria, con el mismo director de escena que el año pasado nos propuso una producción basurera (nunca mejor empleado el término, dado que nos llevó literalmente a un vertedero) de El Oro del Rin, pero cuyo nombre sigue fascinando a críticos (no me incluyo en esa nómina tras haber padecido recientemente sus bodrios en esa primera ópera del Anillo y, en el mismo año, el Idomeneo mozartiano de los refugiados del mediterráneo; aquello de: como no quieres caldo, toma dos tazas) y gestores de la lírica actual: Robert Carsen.
Nos dice el dossier que nos llega del Real, que Carsen y su equipo “trasladan el universo mitológico wagneriano a un mundo también metafórico, pero más cercano a nuestra realidad, en el que las luchas de poder, las pasiones y las relaciones entre los personajes son más fácilmente reconocibles por el espectador actual”, porque claro, al espectador actual lo de trasladar su mente a tiempos pretéritos le supone un esfuerzo ímprobo que nos quieren evitar. Dice también el dossier que “siguiendo tangencialmente el pesimismo filosófico de Schopenhauer” y también la estela (ahí no está claro si el seguimiento es también tangencial, expresión de muy conveniente ambigüedad que, debo confesar, me encanta; creo que la voy a copiar) de Bernard Shaw, “Carsen deja patente en su puesta en escena el poder destructivo del capitalismo feroz, cuando la ambición desenfrenada de poder y de riqueza conduce inevitablemente a la destrucción de humanidad, de las relaciones interpersonales y de los lazos familiares”. Dice también el dossier que “… en La valquiria, el contexto es ya de una guerra explicita. Los dioses, aislados en un lujoso bunker (el Valhalla) ─con sus luchas, pactos, maquinaciones, traiciones y conflictos conyugales─ mueven con prepotencia y altanería los hilos del universo, hasta la irrupción del amor verdadero y pasional, con la vacilación de Brunhilde y su insumisión a los dictámenes del todo poderoso Wotan… La nieve, con todo su poder metafórico y plástico, enlaza La valquiria con la ópera precedente, y enfatiza sus cuadros más intimistas, con una heladora capa, que el fuego del amor, que se divisa al final de esta primera jornada de la saga, derretirá…”. Según leo, insistió Carsen, y también el escenógrafo y figurinista Patrick Kinmonth, en el carácter de ecologista visionario de Wagner, y parece que Kinmonth presumió de su propio ecologismo y de haber tenido una granja durante 40 años. Una trayectoria tan verde es sin duda imprescindible para poner en escena con éxito esta segunda jornada del Anillo. Y en tan verde exaltación, Kinmonth ha llegado a decir incluso que aprecia mucho “humor”, comedia y optimismo en la obra. Así que igual resulta que nos partimos de la risa en esta Valquiria, como si estuviéramos viendo la producción más risible de El Barbero de Sevilla. Claro que, si nos transforman la Cabalgata de las valquirias en una moderna versión del Grand National o, mejor, el derby de Ascot (que quedaría muy apropiadamente decadente), igual es verdad que nos da la risa. Falta saber si al festín ecologista vendrá Greta, naturalmente en bicicleta, porque otra cosa no sería de recibo. Y, qué boda sin la tía Juana, tendremos la correspondiente dosis de gabanes y uniformes protonazis, porque eso sí que es obvio en las fotos disponibles hasta el momento. Al fin y al cabo, los malos siempre tienen que ir con la misma vestimenta, para que no quepan dudas. No he visto en las tales fotos de momento ningún subfusil, pero no descarto que aparezcan, porque ya se sabe que de estas cosas hay saldos permanentes. Sí he visto en cambio un jeep desvencijado, que seguramente habrá hecho las delicias de la vicepresidenta correspondiente como testimonio a la vez de la decadencia capitalista y del fin de los combustibles fósiles. Lo más, oiga. Todo, qué duda cabe, muy wagneriano. Me falta, eso sí, el punto limpio, lo que es un fallo, porque en una trama tan verde, lo del reciclaje es imprescindible, hombre. Qué menos que un buen punto limpio que llevarse a la boca. En lo musical, parece que el primer reparto cuenta con algunas voces de garantías, y hay que cruzar los dedos, bien cruzados, para que Heras-Casado acierte esta vez y nos presente una dirección musical que haga justicia a la partitura. Sus dos incursiones wagnerianas previas, Holandés errante y Oro del Rin, no dan para mucho optimismo, la verdad, pero hay que confiar, que no se diga que no ponemos alguna nota esperanzadora. Me da que, si al menos podemos cerrar los ojos y escuchar la soberbia música de Wagner bien interpretada, aún va a salir la cosa a cuenta. Y a todas estas, la maquinaria propagandística del marqués sigue funcionando a pleno pulmón. Han conseguido, vaya usted a saber cómo, estar nominados como posibles premios al mejor teatro y a la mejor orquesta en los próximos Opera Awards, por la grabación del DVD de Street Scene. Como he comentado en Facebook, qué largo es el brazo del marqués, porque francamente, teniendo en cuenta que hay por ahí teatros como la Scala, la Ópera de Viena, la de Baviera, las varias de Berlín, la Royal Opera, el Met… y orquestas como la Filarmónica de Viena (que es quien actúa en la Ópera de la capital austriaca), la de Baviera, la Staatskapelle de Berlín, la orquesta del Met… estas nominaciones del Real cuesta encajarlas, pero es lo que hay.
Y más cosas
Además de algunas imágenes ilustrativas de lo que se nos viene con esta producción, les dejo, en otra onda, enlaces a mis reseñas y artículos más recientes en Scherzo. El día 25 me toca esta Valquiria, y ya les contaré, poco después, cómo ha ido el asunto. Aunque antes tendremos otras cosas, que reseñaré para Scherzo: Recital el lunes de Evgeni Kissin y Sinfónica de Bamberg por duplicado, todo ello para Ibermúsica, otro recital de Judith Jáuregui en el ciclo Beethoven actual, la clausura del ciclo Beethoven de la March por el siempre interesante Alexander Lonquich y, finalmente, la víspera de esta Valquiria, el que muy bien puede ser el concierto del mes: recital del gran Grigori Sokolov el 24 de Febrero en el Ciclo de Grandes Intérpretes, con un programa que esta vez nos trae autores no especialmente frecuentes en sus programas: Mozart (el inhabitual Preludio y Fuga K 394, la Sonata K 331 y el Rondó K 511) y Schumann (las tampoco muy escuchadas Bunte Blätter Op. 99).
Enlaces a críticas y artículos recientes en Scherzo:
Bitácora en relación con un episodio reciente en un concurso televisivo:
https://scherzo.es/blog/el-concursante-aspirante-al-exito-fulgurante/
Fragmento de la entrevista a Jan Lisiecki que se puede leer íntegra en el nº 359 de Scherzo y que centra la portada de dicho número:
https://scherzo.es/jan-lisiecki-asumo-mis-riesgos/
Críticas de conciertos:
Jan Lisiecki 10-1-2020: https://scherzo.es/madrid-lisiecki-haciendo-cantar/
Sinfónica de Madrid 20-01-20: https://scherzo.es/madrid-mas-energia-que-grandeza/
Filarmónica de San Petersburgo, 21-01-2020 y 23-01-2020:
https://scherzo.es/madrid-el-joven-y-el-venerable-con-jansons-en-el-trasfondo/
https://scherzo.es/madrid-temirkanov-mas-en-su-salsa/
Alina Ibragimova, Cédric Tiberghien 22-01-2020: https://scherzo.es/madrid-beethoven-en-la-march-ibragimova-tiberghien/
Javier Negrín 27-01-20: https://scherzo.es/murcia-el-pianismo-dialectico-de-javier-negrin/
Sinfónica de la Radio de Frankfurt 28-I-2020: https://scherzo.es/madrid-viva-el-nervio/
Leonidas Kavakos, Enrico Pace, 29-I-2020: https://scherzo.es/madrid-beethoven-y-kavakos-otra-liga/
Thomas Demenga, Eunyoo An, 5-II-2020: https://scherzo.es/madrid-extraordinario-hacer-musical/