Madrid. Teatro Real. 16-XI-2021. Handel: Partenope, HWV 27 (segundo reparto). Sabina Puértolas (Partenope), Daniela Mack (Rosmira), Franco Fagioli (Arsace), Christopher Lowrey (Armindo), Juan Sancho (Emilio), Gabriel Bermúdez (Ormonte). Orquesta Titular del Teatro Real. Continuo: Bernard Robertson e Ivor Bolton, claves. Joy Smith, arpa. Roderick Shaw, órgano. Michael Freimuth, chitarrone. Dragos Balan, violonchelo. Director de escena: Christopher Alden. Escenógrafo: Andrew Liebermann. Dirección musical: Ivor Bolton.
Hace ya tiempo que dije, en estas mismas páginas de mi blog, que los libretos de las óperas de Handel son imposibles. Sobre ellos se eleva el genial talento del compositor, que logra con suprema habilidad que la música haga olvidar el despropósito de la trama. Vean, sin ir más lejos, este párrafo inicial de la sinopsis argumental del primer acto de la Partenope que acabamos de ver en el Real: Parténope pide la protección de Apolo. Llega Rosmira disfrazada de hombre, y se presenta como Eurímene. A pesar del disfraz, Arsace reconoce en ella a su anterior prometida; antes de que puedan hablar, Ormonte anuncia que Emilio pide audiencia a Parténope. Armindo confiesa a Eurímene que ama a Parténope, que, a su vez, está enamorada de Arsace. Rosmira reprocha a Arsace el haberla abandonado; él implora su perdón y ella le exige que no desvele su verdadera identidad.
Se han perdido, ¿verdad? Yo también. Y hasta Handel si me apuran.
Y eso que apenas son las primeras líneas de la sinopsis del primer acto. Si Jardiel hubiera vivido en los tiempos en que se escribió este libreto, hubiera construido sobre este disparate una de sus desternillantes comedias de curso genialmente absurdo. Desgraciadamente, los libretistas de Handel pretendían que la cosa fuera cómica pero no absurda. Lo malo es que con semejante trama, la comedia… o era absurda o no solo no resultaba comedia sino que parecía más bien patética, hasta infantil. El despropósito quedaba así garantizado.
Con semejante punto de partida, hay que decir que, para alborozo de los directores de escena, situar la trama en el Reino de Nápoles gobernado por la protagonista o, parafraseando al querido José Luis Pérez de Arteaga en una de esas expresiones sarcásticas que tanto le gustaban, en una escuela de bomberos de Burundi o en la central nuclear de Fukushima, hubiera dado exactamente igual. Lo que se dice un chollo para el director de escena de turno, que tiene campo abierto para hacer de su capa un sayo.
Cabe, y el CNDM lo hizo hace seis años, cuando el ciclo Universo Barroco llevó esta misma obra al auditorio nacional, renunciar a la escena, lo que, dado el punto de partida, es una decisión plausible, y sensible con el gasto. Lo importante, al final, es la música de Handel, porque de la trama… mejor no hablar. Para servir la música del sajón, hay que contar con mimbres vocales e instrumentales de garantías, y con una dirección musical que extraiga todo el partido a la partitura.
El CNDM lo hizo hace seis años: se contó con Il Pomo d’Oro, la formación historicista que recientemente volvió para regalarnos un estupendo Radamisto. Y contó con un reparto de campanillas: Karina Gauvin, Philippe Jaroussky (sustituido a última hora por un estupendo Lawrence Zazzo; el francés había perdido a su padre unos días antes), John Mark Ainsley, Emöke Baráth, Kate Aldrich y Víctor Sicard. En el Real, este segundo reparto fue, hay que decirlo, muy convincente, y, a juzgar por las fiables opiniones respecto al primer reparto, claramente superior.
Coincido en general con lo expresado por mi querido compañero Eduardo Torrico en su crítica del segundo reparto para Scherzo, cuyo enlace figura al final de este comentario: Fagioli y Lowrey ofrecieron sobresalientes prestaciones en sus difíciles cometidos, pese a ser sometidos, no sé si por el escenógrafo o por el propio Alden, a cantar en unas condiciones no sólo exigentes en lo físico sino, si me apuran (y no hace falta que me apuren mucho), arriesgadas. Lowrey, en el primer acto, se esnafra en la escalera y baja, golpeándose las rodillas y piernas con una buena cantidad de escalones. Como si no tuviera suficiente, el pobre tiene que terminar cantando su aria colgado de los escalones y con los pies a una buena distancia del suelo. Uno termina rezando para que la cosa no termine en un batacazo, además de admirar la capacidad de cantar (y muy bien) en semejante tesitura.
Arsace, por su parte, despacha también parte de su cometido tumbado en una cama en el segundo acto. Recordé aquella anécdota de Sir Thomas Beecham que reclamaba más volumen de una soprano, también tumbada, durante un ensayo, creo recordar que de La Bohème. “Es que no doy lo mejor de mi misma en posición horizontal, Sir Thomas”, dijo la soprano. Y el cachondo del director británico, con su característica acidez, le contestó: “Pues yo recuerdo haber tenido algunos de mis mayores éxitos precisamente en esa posición”. Me resultó admirable la agilidad y volumen desplegados por Fagioli en la tesitura.
Puértolas, por su parte, empezó un pelín fría en su primera aria (cierto es que Handel directamente la arroja al precipicio de la exigencia sin siquiera una cuenta atrás), pero tardó bien poco en entrar en materia y dibujar una excelente, pelín cínica y muy vacilona protagonista, vocalmente estupenda, ágil y precisa. Mack, cuya voz parece más pequeña que la de sus colegas, fue, sin embargo, de menos a más, alcanzando también un nivel notable. Impecables las prestaciones de Sancho y Bermúdez.
La parte orquestal… ¡ay, la parte orquestal! La orquesta del Real tiene instrumentistas magníficos, pero la inclusión de un grupo de continuo, trompetas y trompas naturales o timbales de la época no la convierte en una orquesta barroca. Como al mencionado Torrico y a algunos otros colegas, a quien esto firma se le escapa la justificación por la que Bolton está considerado un especialista en este repertorio (claro que la propaganda del Real también le proclama especialista mundial en Mozart, lo que resulta aún más sorprendente para quien esto firma). La dirección de Bolton resultó poco cuidada en los matices (casi siempre en mf-f, algunas veces en p y se acabó; nada de crescendos, nada de acentos, nada de inflexiones) y, en resumidas cuentas, plana a más no poder. Más allá de fundamentalismos historicistas (y soy de los que piensa que los fundamentalismos son malos; los historicistas y los anti-historicistas), a esta orquesta se le puede sacar más partido en este repertorio del que consiguió Bolton. Quienes presenciamos la Partenope del CNDM referida antes, gozamos de una prestación orquestal de primera (Il Pomo d’Oro) y una dirección vibrante, contrastada, chispeante de ese joven talento que es Maxim Emelyanychev. Ambas estuvieron a años luz de lo ofrecido por Bolton y la orquesta del Real el otro día.
Decía antes que lo absurdo del libreto da pie al director de escena a hacer lo que le de la gana. Lo que le dio la gana a Alden, en este caso, fue llevar la obra al París de los años 20 y hacer que la protagonista sea en realidad un trasunto de Nancy Cunard, escritora, feminista y activista (si, que ya les veo venir: antifascista, hay que aprovechar la ola) y también coleccionista de amantes, como la Partenope de turno. La cosa, aparte de detalles que no vienen a cuento (el váter del segundo acto, por ejemplo) hasta funciona. Pero como dije antes, con semejante libreto hubiera funcionado cualquier cosa. Incluida la “no escena”. En contra de lo señalado en algunas crónicas, la recepción el martes fue bastante fría. Y, aunque se ha comentado que no había forma de conseguir entradas, lo cierto es que había bastantes huecos. El balance de esta Partenope parisina fue el de una interpretación conseguida en lo vocal, pasable sin más en la escena y olvidable en el foso. Como de costumbre, les dejo enlaces a las críticas aparecidas en otros medios.
Y también un enlace a la versión dirigida por Lars Ulrik Mortensen al Concerto Copenhaguen disponible en Youtube
El País: https://elpais.com/cultura/2021-11-14/nancy-cunard-reina-de-napoles.html
ABC: https://www.abc.es/cultura/musica/abci-sugerente-comodidad-partenope-202111141640_noticia.html
El Mundo: https://www.elmundo.es/cultura/musica/2021/11/14/619108f7fc6c834d248b45e5.html
Scherzo – Primer reparto: https://scherzo.es/madrid-divertida-partenope-en-el-real/
Scherzo – Segundo reparto: https://scherzo.es/madrid-partenope-en-el-real-cuando-los-segundos-son-los-primeros/
Handel – Partenope: Concerto Copenhaguen – Dir. Lars Ulrik Mortensen:
Pues totalmente de acuerdo. A mí me tocó primer reparto.
Además de cantar bien ¿tienen que ser acróbatas?