El 22 de noviembre se celebra el día de Santa Cecilia, patrona de la música. En años anteriores les he ofrecido desde este blog una “dieta” de celebración en la que han aparecido varios autores, con participación distinguida de Handel y Purcell. Hoy me van a permitir que les proponga otro acercamiento, aprovechando que, además de la celebración mencionada, se aproxima el primer domingo de adviento (si no fallan mis cuentas, el domingo próximo). Ese otro acercamiento tiene un protagonista diferente, el compositor que pocos discuten como el gran maestro de la historia: Johann Sebastian Bach.
El talento inconmensurable de Bach se evidenció en todos los géneros, menos en el operístico, que (al contrario que Handel) nunca cultivó. Pero si en todos nos deja boquiabiertos, en lo que toca a la música sacra, vocal e instrumental, la cosa adquiere caracteres casi (o sin casi) sobrehumanos. Lo que les propongo es un recorrido por lo que Bach hizo sobre y alrededor de una simple melodía. La imaginación y creatividad del Cantor parecen realmente inacabables, y en más de una de las ocasiones que repasaremos la melodía se encuentra inmersa en medio de la riquísima y variadísima maraña trazada por Bach. El ejemplo que centra esta reflexión tiene su origen en un himno escrito para el comienzo del adviento por Martín Lutero en 1524, Nun komm, der Heiden Heiland (Ven, salvador de los gentiles), generada presumiblemente a partir de una melodía gregoriana (Veni, redemptor Gentium) en torno a 1120. El texto de dicho himno es el siguiente:
Nun komm, der Heiden Heiland, Ven ya, Salvador de los gentiles,
Der Jungfrauen Kind erkannt, Hijo reconocido de la Virgen,
Des sich wundert alle Welt, del cual todo el mundo se maravilla.
Gott solch Geburt ihm bestellt. Dios ha ordenado tal nacimiento.
Pueden escuchar el himno original de Lutero en el siguiente enlace: https://youtu.be/i4F3q8jD3Hk
Hay en esta melodía y en el propio texto algo decididamente afirmativo, diríase que, más que un ruego, parece casi un deseo expresado de forma casi imperativa.
El himno en las cantatas
Bach empleó este himno como punto de partida para dos cantatas, con idéntico título (Nun komm, der Heiden Heiland) destinadas al primer domingo de adviento de los años 1714 (con el número de catálogo BWV 61) y 1724 (con el número de catálogo BWV 62). La primera de estas cantatas la podemos escuchar (y ver) en el siguiente video, en la interpretación de Christine Schäfer, soprano, Ian Bostridge, tenor y Christopher Maltman, barítono, con el Coro Arnold Schönberg y el Concentus Musicus de Viena dirigidos por Nikolaus Harnoncourt. La grabación está realizada en el monasterio benedictino de Melk (Austria), el año 2000: https://youtu.be/pLPSQMOFxbA
El himno aparece en el primer número, con un carácter solemne (sobre el fondo de una majestuosa obertura francesa) pero manteniendo ese carácter afirmativo antes mencionado. La cantata entera es una maravilla, pero, además de ese majestuoso coro inicial, no se pierdan el aria de tenor que canta de forma extraordinaria Ian Bostridge.
Como antes apunté, diez años después (1724), Bach escribía, para el mismo primer domingo de adviento y con el mismo título, la Cantata BWV 62. El himno aparece ya en el número inicial, anunciado por el bajo instrumental, apareciendo luego de manera reiterada en otras voces (oboes) y el coro.
Pueden escuchar ese número (y la cantata íntegra) en este enlace: https://youtu.be/lGv4I7bd8JY
En la versión excelente de Sibylla Rubens, soprano, Sarah Connolly, contralto, Christoph Pregardien, tenor y Peter Kooy, bajo, con el Collegium Vocal de Gante, dirigido por Philippe Herreweghe. En el coral final de esta misma cantata, Bach recupera la octava estrofa del himno de Lutero (sobre la misma melodía) para presentarla de forma directa: https://youtu.be/lGv4I7bd8JY?list=RDlGv4I7bd8JY&t=1088
Lob sei Gott, dem Vater, g’ton, ¡Alabado sea Dios, Padre!
Lob sei Gott, sein’m eingen Sohn, ¡Alabado sea Dios, su Hijo unigénito!
Lob sei Gott, dem Heilgen Geist, ¡Alabado sea Dios, Espíritu Santo!
Immer und in Ewigkeit! ¡Ahora y por siempre!
Hay una tercera aparición “múltiple” del himno en la Cantata BWV 36, Schwingt freudig euch empor (“Elevaos con alegría”), escrita en 1731, también para el primer domingo de adviento. Repasaremos la interpretación del Coro y la Orquesta de la Fundación Bach de St Gallen, dirigida por Rudolf Lutz, con Nuria Rial, soprano, Claude Eichenberger, contralto, Johannes Kaleschke, tenor y Klaus Häger, bajo.
En esta cantata, el himno aparece en el segundo número, el coral del mismo título, en esta ocasión adquiriendo el formato de un hermoso dueto entre soprano y contralto: https://youtu.be/InMFDUIqxRk?t=279. El carácter afirmativo, casi imperativo antes mencionado parece dar paso al de un piadoso y tranquilo ruego, en una música que destila una paz muy especial.
En el sexto número de la misma cantata, Bach aprovecha la sexta estrofa del himno luterano para introducir otra vez el himno, en esta ocasión un coral donde el coro está arropado por una preciosa cobertura instrumental en la que el dúo de oboes despliega un dibujo de una belleza extraordinaria. El texto de la estrofa es:
Der du bist dem Vater gleich, Tú que eres como el Padre,
Führ hinaus den Sieg im Fleisch, Danos la victoria sobre la carne,
Dass dein ewig Gott’sgewalt Y que tu poder eterno
In uns das krank Fleisch enthalt. Aleje de nosotros las debilidades de la carne.
Pueden escucharla en este enlace: https://youtu.be/InMFDUIqxRk?t=1193
Aún en la misma cantata, Bach se reserva en el número final una nueva aparición del himno, con la misma letra que en el número 2 pero esta vez presentado como un coral sencillo y armonizado sin ornamentos: https://youtu.be/InMFDUIqxRk?t=1788
La interpretación de la cantata íntegra está en este enlace: https://youtu.be/InMFDUIqxRk.
En el órgano
Además de la música vocal sacra propiamente dicha, el órgano de Bach entra de lleno en la música sacra por la vía instrumental. Y es incluso, si cabe, más asombrosa la riqueza de la transformación, la belleza del ropaje musical con que el himno queda envuelto cuando el Cantor la lleva al órgano. Con esa riqueza corre en paralelo un cambio de carácter casi impensable.
Encontramos una primera versión intimista en el primero de los corales del Orgelbüchlein BWV 599-644, el pequeño libro para órgano, escrito entre 1708 y 1717 cuando Bach trabajaba en la corte de Weimar.
En este Nun komm, der Heiden Heiland BWV 599, el himno aparece entretejido en la voz más aguda, presentado en repetidas cascadas que dibujan una atmósfera en la que se mezclan el misterio, la devoción y hasta diríase que el asombro. Música que consigue, en apenas unos cuantos compases, transmitir una rara mezcla de grandeza con una paz e intimidad que parecen inalcanzables. Nada hay en ella de esa decidida afirmación, de esa voz imperativa antes citada. Versión de Helmut Walcha al órgano: https://youtu.be/RZVhq5sPkoo
Volvería el Cantor en tres ocasiones más sobre el himno en cuestión, todas en la colección de los 18 grandes Preludios Corales BWV 651-668, escritos en la última década de su vida (a partir de 1740). Los tres que tienen el título de Nun komm, der Heiden Heiland cuentan con los números de catálogo BWV 659 a 661, presentan formas diferentes y climas definitivamente distintos.
El primero, BWV 659, está mucho más elaborado que su compañero del Orgelbüchlein. El himno aparece en la voz superior, insertado en todo un juego de arabescos de una belleza extraordinaria. La música camina (el dibujo del pedal invita justamente a eso, a caminar) con más devoción y esperanza que misterio, sin urgencia alguna. Escuchen este BWV 659 en una preciosa interpretación de Benjamin Alard, en el órgano Aubertin de Saint-Louis en l’île en Paris: https://youtu.be/9gIWyitD-kc
El siguiente, BWV 660, presenta una preciosa fuga, una suerte de invención a dos voces entre la mano izquierda del organista y el pedal, mientras la derecha se ocupa del himno, debidamente ornamentado. El carácter, sin llegar al júbilo, es decididamente más luminoso y animado. El mismo Benjamin Alard, en el instrumento antes citado, nos hace llegar su estupenda interpretación: https://youtu.be/KV82shTlJRU
El tercero de esta tríada, BWV 661 es, con diferencia, el más decididamente triunfal de todos: una hermosa fuga a tres voces, con el himno apareciendo de manera grandiosa y solemne en el pedal, y con el órgano desplegando su plenitud. Aquí Bach recupera esa decidida afirmación que escuchábamos también en el comienzo de la Cantata BWV 61. Pueden disfrutar de ella en esta hermosa filmación de Leo van Doeselaar, en el órgano de Christian Müller (1734) de la Iglesia Valona de Amsterdam: https://youtu.be/vcMXokMoeLQ
Uno no cesa de asombrarse ante el inmenso talento de este hombre. Música atemporal y por tanto, en buena medida, eterna, de una belleza que tantas veces se antoja inalcanzable y en la que, quizá por ello, no nos cansamos de buscar, de descubrir, de asombrarnos. Toda la música de Bach es un inmejorable regalo para celebrar el día de Santa Cecilia. Este pequeño recorrido, aprovechando la coincidencia del próximo adviento, es solo una pequeña muestra de lo que ese genio de los genios llamado Bach podía producir a partir de un himno aparentemente simple. Con mis deseos de que lo disfruten y de un Feliz día de Santa Cecilia.
Agradecida una y mil veces por alegrar la celebración de este día de Santa Cecilia.
Muchas gracias por esas auténticas delicias, aunque se va notando una importancia mayor en las interpretaciones de órgano, verdad? Un saludo afectuoso.
Jajaja, si Antonio, esto de estar inmerso en los estudios de órgano tiene sus consecuencias. Pero habrá de todo, descuida.