Rafael Ortega Basagoiti

Brillantísima Netrebko en la Aida del Real

Madrid. Teatro Real. 2-XI-2022. Aida, ópera en cuatro actos, con música de Giuseppe Verdi y libreto de Antonio Ghislanzoni. Producción del Teatro Real en co-producción con el Abu Dhabi Festival, basada en el original del Teatro Real de 1998. Deyan Vatchkov, bajo (El Rey). Sonia Ganassi, mezzo soprano (Amneris). Anna Netrebko, soprano (Aida). Yusif Eyvazov, tenor (Radamés). Jongmin Park, bajo (Ramfis). Artur Ruciński, barítono (Amonasro). Marta Bauza, soprano (La gran sacerdotisa). Fabian Lara, tenor (Un mensajero). Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Director musical: Nicola Luisotti. Director de escena: Hugo de Ana.

Como bien señala Joan Matabosch en uno de los artículos que acompañan el programa de mano de esta Aida con la que el Real inaugura la presente temporada, el coliseo madrileño se da un autohomenaje en los 25 años de su reinauguración, recuperando para la partitura de Verdi la producción de Hugo de Ana que se puso en escena entonces, en 1998, y que después solo ha aparecido una vez, en 2018. Antes de ese artículo de Matabosch hay otro del Marqués, que dibuja su propio autobombo, mecachis qué bueno soy, con un escrito delirante en el que resalta que el Real es una institución pública (concepto que casa mal con el 75% del dinero en manos privadas) y para todos (idea que casa peor teniendo en cuenta los precios). En fin, corramos sobre el asunto un tupido velo.

La producción de Hugo de Ana ha sido (como pueden comprobar en las críticas cuyos enlaces aparecen al final de esta reseña) recibida con división de opiniones. Hay quien la encuentra excelente, quien la considera generalmente plausible y quien la halla estrafalaria y fuera de lugar. Quien esto suscribe, qué le vamos a hacer, uno es así de rarito, gusta de vulgaridades escénicas donde el antiguo Egipto es el antiguo Egipto, y en esta producción se incurría en una vulgaridad inaceptable: Egipto, amigos que leen esta reseña, no era ni Inglaterra, ni Bielorrusia, ni la Tierra Media, ni un paisaje lunar. Egipto, amigos, era Egipto. En el colmo de la simpleza, Hugo de Ana consideró oportuno que los egipcios de este Egipto verdiano fueran vestidos… sí, lo han adivinado: de egipcios. Un acontecimiento mundial (hortera, claro, para quienes piensan que deberían haber ido vestidos de activistas contra el cambio climático, pero acontecimiento al fin) que ocurre tan raramente como las apariciones del cometa Halley. Al fin y al cabo, una vulgaridad, que no obliga al espectador a pasarse media ópera preguntándose qué habrá querido decir el escenógrafo con aquel señor con Bombín simulando ser el Faraón del antiguo Egipto, sino que le enfrenta a un faraón que parece justamente lo que es: un faraón. Lo dicho, una vulgaridad atroz. Naturalmente, los snobs de turno estarán muy ocupados en zaherir la producción por rancia, exagerada y poco imaginativa. Pero a mí me gustó. Será que soy muy vulgar.

Dicho lo anterior, y partiendo de la base de que lo visto estos días en el Real es, desde el punto de vista escénico, mejor, mucho mejor, que el noventa por ciento de lo que se ve en ese teatro (y por desgracia en muchos otros) gracias a la despótica y extravagante tiranía ejercida desde las direcciones escénicas actuales (véase, por ejemplo, la renuncia reciente de Philippe Jordan como director musical en la ópera de Viena, hasta los mismísimos de padecer tales abusos), hay que decir también que el empeño del argentino no está exento, en mi opinión, de detalles fallidos (que, por lo que veo, comparten algunos colegas). El primero es el exceso de proyección de video sobre un telón transparente. Esto es como aquel anuncio del coñac Magno: un poco de Magno, es mucho. Aquí, un poco de vídeo ya es mucho, y mucho vídeo es demasiado, estorba para la visión de la escena “real”, lo que es una lástima teniendo en cuenta que, por una vez, la escena tiene algo más que enseñar que un muro insípido o una pared alicatada hasta el techo, como la de aquel Lucio Silla que aún me causa pesadillas.

El segundo fallo, que también distrae lo suyo, es una tendencia (especialmente en el segundo acto) a un excesivo (y no bien dibujado) movimiento del nutrido grupo de actores, además de una coreografía (diseñada por Leda Lojodice) decididamente fea y desafortunada (tan fea y desafortunada que, en una de las críticas citadas, no sé si por desgraciada errata o por ácida ironía, su autora aparece como Leda “Losjodiste”). Que en Aida hay que meter ballet, no cabe duda. Pero a ser posible, del bueno.

No comparto la opinión de otros colegas de que la propuesta descuide la intimidad reclamada en momentos como el dúo de Aida con Amonasro o el que la esclava tiene con Radamés en el final de la obra, aunque sí creo que tal vez una iluminación más tenue hubiera contribuido en esos momentos a una atmósfera más dramática y ominosa. Creo, en ese sentido, que considerar la idea de Hugo de Ana como algo exclusivamente orientado “al cinemascope” no es válido para toda la idea, y tampoco creo que el conflicto de amor, paternidad y patria quede distorsionado por ella. De hecho, creo que eso, y otras cosas, quedan mucho más (y mucho peor) trastocadas por propuestas bastante más delirantes.

Cuando hace cuatro años se repuso esta producción por primera vez, el resultado musical fue entre discreto y pobre, en buena medida por un elenco decididamente malogrado en los principales papeles. Gracias a Dios, esta vez los derroteros fueron bien diferentes. El inicio nos ofreció un excelente Ramfis ofrecido por el coreano Jongmin Park, de voz poderosa, bien timbrada y de sobrado impacto dramático. La cosa tembló un tanto con la prestación de Deyan Vatchkov en el papel del Rey (el Faraón, para entendernos), porque la voz del búlgaro pareció pobre no solo en el volumen, sino quebradiza en el timbre y la emisión.

En el reparto escuchado ayer (de los tres que se han preparado), Radamés estaba encarnado por Yusif Eyvazov, marido a la sazón de la protagonista de la noche, Anna Netrebko. Eyvazov tiene caudal suficiente y pone las notas en su sitio, pero su voz no tiene un timbre atractivo y tampoco su línea de canto deslumbra. Es cierto que Verdi comete la crueldad de, sin calentar, arrojarle al precipicio de un aria engañosamente peligrosa, porque Celeste Aida reclama una media voz para que lo que es un canto de amor no se convierta en una imperativa admonición. Me temo que Eyvazov estuvo más cerca de lo segundo, aunque acertó a apianar el final, como está prescrito. Hay que decir también que fue de menos a más, culminando un tercer acto muy convincente en lo dramático y un dúo final en el que se fundió con indudable acierto con Netrebko.

Muy notable, pese a mostrar unos graves algo cortos de corporeidad, la Amneris de Sonia Ganassi, de impecable línea de canto antes que deslumbrante volumen, y convincente en su retrato dramático de la despechada hija del Faraón, pese al estatismo (mucho mayor que el de sus colegas) al que le destinó la escena. Excelente también el Amonasro de Artur Rucinski, de sobrado impacto dramático e igualmente impecable canto. Irreprochables también las contribuciones de Marta Bauza y Fabián Lara en sus pequeños papeles.

La gran protagonista de la velada, sin duda, fue la soprano rusa Anna Netrebko, una de las grandes divas del momento. Su actuación, saludada con protestas de ucranianos en el exterior, fue realmente extraordinaria. Netrebko tiene una voz capaz y sobrada, quizá no demasiado personal, pero de indiscutible belleza, y ayer, además, la manejó a su antojo. Segura, uniforme, con una emisión poderosa, capaz también de apianar con extrema sutileza, compuso una Aida emocionante de principio a fin. Espeluznantes su Ritorna Vincitor!, en el final de la primera escena del primer acto, y su O patria mia del tercero, e igualmente emocionantes los dúos con Amonasro (en ese mismo acto) y Radamés (el que cierra la obra, culminado en un estremecedor agudo bien apianado por ambos). El teatro se vino abajo, con bien justificada razón, en las mencionadas intervenciones, y también al final de la representación. Para ella, Amneris y Ramfis fueron las mayores ovaciones, pero Netrebko, para qué nos vamos a engañar, está en otra liga.

La dirección musical de Luisoti me pareció hace cuatro años monótona y falta de sutileza. No encontré ayer especiales argumentos para cambiar mucho la opinión. Orquesta y Coro sonaron en general más empastados que entonces, y también funcionó mejor la conexión foso-escena, pero, fuera de alguna inflexión que pareció más y mejor dibujada por los cantantes, quien esto firma echó en falta una mayor riqueza de contrastes y una sutileza tímbrica y expresiva más evidente.

 

Críticas de Aida en otros medios:

El Mundo: https://www.elmundo.es/cultura/musica/2022/10/25/635712dfe4d4d8877c8b45db.html

ABC:

https://www.abc.es/cultura/teatros/aida-sueno-creer-20221025041113-nt.html

Nota: la de El País solo está disponible por suscripción

El Cultural:

https://www.elespanol.com/el-cultural/escenarios/opera/20221025/aida-pa-gozarla-arranque-temporada-teatro-real/713548641_12.html

Beckmesser.com:

https://www.beckmesser.com/critica-primer-y-segundo-reparto-de-aida/

Codalario:

https://www.codalario.com/aida/criticas/critica-aida-en-el-teatro-real-de-madrid_11740_5_37234_0_1_in.html

Scherzo – Primer reparto:

https://scherzo.es/madrid-aida-en-gran-formato/

Scherzo – Segundo reparto:

https://scherzo.es/madrid-anna-netrebko-encabezo-el-segundo-reparto-de-aida/

Scherzo – Tercer reparto:

https://scherzo.es/madrid-tercer-reparto-de-aida-en-el-real/

Ultimas colaboraciones en Scherzo:

Crítica del recital de Alexandre Tharaud: https://scherzo.es/madrid-tharaud-magia-y-desconcierto/

Crítica del Sinfónico 5 de la OCNE: https://scherzo.es/madrid-excepcional-rachmaninov-de-cho-con-la-ocne/

Crítica del concierto de Ranki y la Orquesta Da Camera: https://scherzo.es/madrid-un-gran-dezso-ranki-con-la-orquesta-da-camera/

Crítica del concierto de Yo-Yo Ma: https://scherzo.es/madrid-yo-yo-ma-humanidad-y-humildad-hechas-musica/

Crítica del Concierto de la OBC: https://scherzo.es/madrid-intercambio-hakhnazaryan-y-mena-con-la-obc-en-madrid/

Crítica del primer concierto de la orquesta del Concertgebouw: https://scherzo.es/madrid-brillantes-kavakos-y-harding-con-la-orquesta-del-concertgebouw/

 

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.