Rafael Ortega Basagoiti

De la tormenta en los podios a tragedias mayores…

Norman Lebrecht, en su famoso libro «¿Quién mató a la música clásica?», denunció hace años los excesos de poder en el mundillo musical. Excesos de los directores, desde las personalidades de aterrador autoritarismo como Toscanini, Reiner, Szell o el omnipresente Karajan hasta los más recientes fenómenos de abusos sexuales. Lebrecht hablaba, sin nombrarle de manera directa, de James Levine, ahora defenestrado por el Metropolitan tras el resurgir de pasadas denuncias al hilo del tifón desencadenado por los casos ocurridos en Hollywood y la explosión del movimiento MeToo. En los últimos meses se ha visto salpicado también Charles Dutoit y la semana pasada ha saltado el caso de Daniele Gatti, que apenas ha aterrizado como titular nada menos que en el Concertgebouw y ha resultado despedido de manera fulminante tras acusaciones de «comportamiento inapropiado», que ya saben ustedes a qué se refiere. La secuencia es la siguiente: el 26 de Julio el Washington Post publicó un artículo que acusaba al director de «comportamiento inapropiado». La nota de la Orquesta holandesa habla de que al hilo de este artículo «un número» de mujeres de la orquesta informó sobre «experiencias» con Gatti consideradas «inapropiadas dada su posición como director titular». El director italiano ha negado con contundencia las acusaciones y anunciado la intención de emprender acciones legales. La verdad es que a la mezcla de asombro y rechazo que a uno le provocan todas estas cosas se unen luego noticias como la que sigue: Benny Fredrikson, director del Kulturhuset Stadsteatern en Estocolmo y marido de la famosa mezzosoprano sueca Anne-Sofie von Otter, se suicidó hace poco tras haber sido denunciado por un tabloide sueco por desarrollar una «cultura del miedo y el acoso» en su liderazgo del centro sueco. Fredrikson rechazó las acusaciones pero, incapaz de resistir la presión mediática, dimitió primero y se quitó la vida poco después. Von Otter ha arremetido contra el MeToo. Los hechos, si son ciertos, son sin duda deleznables y merecen la condena y el castigo más radical. Pero el suicidio de Fredrikson, por hechos que no están ni mucho menos claros, es una invitación para la reflexión, me parece.

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2 thoughts on “De la tormenta en los podios a tragedias mayores…

  1. Son condenas sin pruebas…. ejecuciones….y claro, más de uno estará tentándose la ropa de pensar que empecemos a hablar…
    Pero también se puede decir NO.
    Lo que pasa es que entonces no ganas el puesto, no eres protagonista de la película, no asciendes o la tesis te la califican con un aceptable…. hablo por experiencia mía y cercanas…

    1. Gracias por su comentario, que comparto por completo. Esta lacra debe terminar. Y los excesos de otro tipo, como los descritos en algún otro artículo de este blog, también. Y no estaría nada mal que además no haya más suicidios como el del marido de la von Otter.

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