Rafael Ortega Basagoiti

La tozudez que conduce a la incomprensible temeridad

La Sinfónica de Boston cancela su temporada. Se añade así a Chicago, Nueva York y Los Ángeles, entre otras. Filadelfia actualizará su decisión el día 17 de agosto, pero la cosa no pinta bien. En Europa, la Filarmónica de Berlín reinicia el día 28 con un concierto con Petrenko, y tan solo el 25% del aforo (aquí se está permitiendo el 50% y más), pero con un protocolo sorprendente, en el que la mascarilla es obligatoria, pero se puede retirar durante el concierto. La Filarmónica de Viena sigue actuando como si aquí no pasara nada en sus conciertos locales, que se celebrarán con normalidad. Buenas noches y buena suerte. Se han suspendido los conciertos previstos en Barcelona, Atenas, Roma y Malta, pero en cambio, al menos de momento, se mantiene la gira por China y Japón. Con un par.

Ya en 2021, se mantiene en principio también la gira americana. La Sinfónica de Londres ha pospuesto o cancelado todos los eventos hasta mediados de diciembre. La BBC acaba de descartar ningún tipo de audiencia presencial en los Proms. Lebrecht ha lanzado desde su blog un dardo a la emisora británica por exceso de cautela frente a los minifestivales que se realizarán en Salzburgo, Lucerna, Glyndebourne u otros lugares. A este hombre definitivamente le gusta provocar. El Concertgebouw de Amsterdam anuncia su reapertura a finales de mes, con “conciertos a pequeña escala” (se supone que eso significa con aforo limitado, pero aún no tengo más detalles). El bloguero británico no desaprovecha su oportunidad para lanzar otro dardo al Carnegie Hall, el Lincoln Center y, naturalmente, al South Bank londinense. Por si no se habían dado cuenta de cuánto le gusta provocar. Veremos qué ocurre en el Reino Unido a la vista de que hoy mismo el gobierno de Johnson ha dado luz verde a la celebración de conciertos en locales cerrados.

Y mientras tanto, el virus continúa su expansión frotándose las manos mientras negacionistas, irresponsables, insensatos y conspiranóicos varios niegan la mayor, defienden que no hay pandemia, que todo es un invento de Soros y Gates, e incluso, como escuché el otro día a un médico (?) alemán, decir que “cuando llegue la vacuna, la de los políticos será la buena y la del pueblo tendrá veneno”. No ganamos para imbéciles. El otro día saltó la noticia de que había un número importante de contagios en la compañía del Mariinski. Hoy, Lebrecht recoge en su blog la información (les pongo el enlace del mismo porque la noticia original está en ruso y me da que buena parte de ustedes, como yo, no controla el cirílico: https://slippedisc.com/2020/08/the-hidden-covid-plague-at-gergievs-mariinsky/) de que, frente a la declaración del director titular, Valery Gergiev, de que había “2 o 3 casos” en toda la compañía, lo cierto es que hay una lista de al menos 16 positivos confirmados con dos pruebas, con cuatro miembros del staff del Mariinski ingresados en el hospital, y un joven bailarín, Nikolai K., gravemente enfermo con ventilación asistida.

Hay otros 34 enfermos de baja con fiebre, algunos de ellos aguardando un segundo test. A pesar de que el total de casos sobrepasa el medio centenar en el total de la compañía, y que algunas funciones de ballet han sido canceladas, la orquesta mantiene su gira por Rusia, porque nadie se atreve a decirle a Gergiev que eso es un disparate. En esta noticia publicada hoy por Scherzo encontrarán algún detalle más estupefaciente (https://scherzo.es/esta-es-una-especie-de-fiesta-del-coronavirus/). La propia revista Scherzo se hacía eco ayer de que también había habido casos en el Bolshoi (https://scherzo.es/la-covid-ataca-a-los-teatros-bolshoi-y-mariinski/).

La reflexión que se me antoja necesaria bien podría ser ¿es realmente necesario tensar la cuerda hasta que se rompa? ¿Es necesario retomar actividades que pueden suponer riesgo sin asegurar las precauciones mínimas necesarias? Por supuesto que hay que ser conscientes de la necesidad de retomar en lo posible la actividad para evitar una parálisis económica que mande todo al garete. Y por supuesto que no estoy defendiendo que ello suponga la suspensión inmediata de todo. Por supuesto que soy consciente de lo necesaria que es la cultura y la música, para mí el primero. ¿Alguien puede creer que no echo de menos los conciertos y las óperas en vivo? Pero yo diría que, en lo que no se pueda hacer con garantías, debe mandar la prudencia. Si hay que apañarse de momento con fomentar grabaciones o conciertos online, pues hágase. No nos empeñemos en resucitar el concierto presencial antes de tiempo y, sobre todo, sin las garantías debidas, porque si en una de esas ocurre algo (y, como vemos en el Mariinski, está empezando a pasar), nos encontraremos de la noche a la mañana con que ni presencial ni no presencial. Se suspenderá todo. Y entonces sí que lo llevaremos nítido.

Se empezó reclamando la vuelta a los conciertos. Ahora ya parece que no basta con eso, que los queremos abarrotados. Y empeñarnos en que los conciertos presenciales tienen que ser viables ya, por narices, con el mismo escenario que hace unos meses, antes de la explosión pandémica, por encima de la realidad sanitaria que vivimos, y argumentando en que los casos son leves, la letalidad baja y que, en fin, “no pasa nada” o que “no ha habido contagios en los conciertos”, nos puede llevar de vuelta a marzo tranquilamente. Y, francamente, no veo la necesidad. Creo que es perfectamente aceptable un escenario transitorio donde conciertos de audiencia muy limitada complementados con streaming y/o grabaciones proporcione alivio a los profesionales y alimento espiritual suficientemente satisfactorio a los espectadores, sin que, ni unos, ni otros, tengan que estar todo el día con todos los dedos cruzados para que el concierto que unos interpretan y al que otros asisten no se convierta en una trampa mortal o en una actividad de alto riesgo como el barranquismo bajo una tormenta implacable. El empeño del retorno es loable, pero si se emprende con prudencia. El empeño tozudo y ciego, amparado en argumentos circunstanciales o falaces, conduce a una temeridad que, como todas las temeridades, es más bien incomprensible. Al menos lo es para mí, desde luego.

En otro orden de cosas, estoy trabajando en otro artículo que tiene que ver con tres Misas, y que espero tener listo en unos días para colgarlo aquí. Y en breve espero ocuparme también del pollo que hay con el nombramiento del nuevo gerente de la Filarmónica de Gran Canaria. Desde las famosas pruebas donde todas las plazas quedaron desiertas y los candidatos no aceptados (o sea, todos) recibieron después invitación para ser refuerzos de la orquesta, parece que por allí se están especializando en montar líos. Qué le vamos a hacer.

Aprovecho esta nueva entrada para adjuntarles enlaces a mis últimos escritos en Scherzo.

https://scherzo.es/no-era-perfecto-pero-era-yo-en-recuerdo-de-leon-fleisher/

https://scherzo.es/que-sera-de-las-orquestas-sinfonicas/

Y para despedir esta entrada con algo más atractivo, un par de flashes de una de las grabaciones que más impacto me han causado en los últimos meses: Agrippina de Handel, por Il Pomo d’Oro, dirigido por Maxim Emelyanychev, con un reparto estupendo que incluye a Joyce DiDonato, Franco Fagioli, Elsa Benoit, Luca Pisaroni y Jakub Jozef Orlinski, entre otros. Una interpretación extraordinaria de esta ópera de Handel. Para no perdérsela.

Aria del acto II «Coronato il crin d’alloro» (Ottone – Jakub J Orlinski):

https://www.youtube.com/watch?v=F_-iB8pLZII

Aria del acto II “Ogni vento” (Agrippina – DiDonato):

https://www.youtube.com/watch?v=7ELc3GeMzTg

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4 thoughts on “La tozudez que conduce a la incomprensible temeridad

  1. Claro como siempre Rafa, en tu doble formacion. En musica, como en todo arte y ciencia no ganamos para imbeciles, como dices. Tampoco ganamos para credulos:
    -A quien se le ocurrio decir que esto era como una gripe. Estos virus no son ni primos.
    -A quien se le ocurrio decir que con elcalor disminuiria. El MERS (Middle East Respiratory Syndrome) si es primo y de climas muy calidos.
    -A quien se le ocurrio decir que la segunda ola llegara en invierno. Si se junta con la de la gripe espero que no nos tenga que coger confesados, porque » la gripe señala y el pneumococo ejecuta». Gracias a Dios, y sobre todo a la Ciencia, frente a estas existen vacunas, pero hay que utilizarlas, incluso los credulos.
    Siento la falta de acentos, pero como dijo Edgar Varese (julio 1921): «The present-day composer refuse to die».
    Un fuerte abrazo amigo.

  2. Despues de la manifestacion antimascarillas y mas de ayer en Colon, dan ganas de eximir de la vacunacion antigripal, antipneumococica y de la futura anti coronavirus pandemico (esperemos) a los imbeciles que citas y a los credulos. No se hara porque no seria bioetico e iria contra la salud publica. No les gusta la musica a estos amantes-bandidos. Vamos aviados con esta tropa

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