Rafael Ortega Basagoiti

CONCIERTO DEL DESCONCIERTO

Dentro del recital permanente de incompetencia en el manejo de esta pandemia que a diario nos regalan nuestros prebostes, ínclitos padres de la patria (que así le va a la pobre patria) y fistros ministros del ramo, o de la rama, vaya usted a saber, al que los ciudadanos asistimos con una amarga mezcla de perplejidad, incredulidad e indignación, algunos acontecimientos de los últimos días, que afectan directamente al mundo del espectáculo y las actividades culturales en auditorios y teatros de ópera, resultan particularmente complicados de digerir.

El escándalo ocurrido en la representación del Teatro Real del pasado día 20, representación que fue finalmente suspendida ante la imposibilidad de detener las protestas reiteradas del público, puso de manifiesto varias cosas, todas ellas buenos argumentos para despertar la indignación y cortar la digestión:

  • La normativa de la CAM (orden 668/2020) permitiendo aforos del 75% desde el 6 de julio perseguía hacer viables eventos que económicamente no podrían serlo con aforos inferiores, pero sanitariamente era de un atrevimiento tal que podía considerarse temerario. Pero si ya lo parecía cuando se redactó, en junio, lo era sin duda mucho más cuando, finalizando septiembre, el escenario pandémico en Madrid iba camino de explotar.
  • El manejo que de la situación hizo el Teatro Real fue sencillamente lamentable. No solo no tuvo en cuenta la totalidad de la normativa, incluido el apartado sobre el deber de cautela y protección, convenientemente olvidado, y que otros (INAEM, auditorio nacional), en cambio, sí consideraron, sino que trató a abonados y público con una total falta de respeto, reaccionando solo ante la bronca.
  • El BOCM de hoy, 26 de septiembre, recoge una serie de disposiciones de la Consejería de Sanidad que modifican la norma antes citada. Y la modificación resulta nuevamente difícil de digerir. Por un lado, se añade una frase bien explícita: “Se recomienda a toda la población evitar los desplazamientos que no sean necesarios”. Por otro, se mantiene el aforo posible del 75% en teatros y auditorios, con una extraña redacción que reza así: “Deberá garantizarse en todo momento el uso de mascarilla, así como que, entre grupos de personas que adquieren las localidades conjuntamente, exista una localidad de la que no se hace usohttp://www.bocm.es/boletin-completo/bocm-20200926/234/i.-comunidad-de-madrid/a%29-disposiciones-generales/consejer%C3%ADa-de-sanidad. El pandemónium está servido. ¿Cómo se va a interpretar esta frase? El Real, siempre sensible a que su bolsillo se llene adecuadamente, dice lo siguiente:
    1. La vigente normativa sanitaria de la Comunidad de Madrid [la orden antes citada] establece que los teatros y auditorios no podrán tener un aforo superior al 75% para el conjunto de la sala, al mismo tiempo que exige el uso de mascarilla y no impide que las butacas contiguas a la suya puedan estar ocupadas. No obstante, el Teatro Real se compromete a no alcanzar el aforo del 65% en ninguna de las zonas del Teatro.
    2. Siempre de acuerdo con dicha normativa, previsiblemente puede darse el caso que butacas contiguas a las suyas estén ocupadas por otros usuarios, por lo que, si prefiere no asistir a la representación, el Teatro Real le ofrece la posibilidad de optar por la devolución íntegra de su entrada.
  • Según recoge El Mundo (https://www.elmundo.es/madrid/2020/09/26/5f6ef545fdddffc1b68b459c.html), el ministro del ramo señaló tras los incidentes del domingo pasado que “el Real hace bien las cosas” (toma nísperos, Mariana, aunque no sabemos a qué cosas se refiere el ministro, si a todas o solo algunas, o de qué tipo), pero que “entiende el temor del público”. Otro ministro, de otro ramo, se ha dedicado a torpedear al gobierno de la CAM echando por tierra de un plumazo el aparente entendimiento alcanzado en el famoso encuentro de las banderas del pasado lunes. Uno de los acuerdos de aquel encuentro fue la creación de un grupo Covid 19 cuyo portavoz designado era Emilio Bouza, reconocidísimo microbiólogo y experto en enfermedades infecciosas con el que he tenido el privilegio de trabajar en algunas ocasiones y de cuyo altísimo nivel no tengo duda alguna. Pero Bouza acaba de dimitir, dado que su labor como portavoz ha quedado hecha añicos por los repetidos saltos a la escena del ministro Illa, qué maravilla.

Así están las cosas. Les recomendamos que no salgan, pero si van al teatro, el 75% del aforo es seguro si van con mascarilla, porque la distancia, bah, no es importante. Y además “estudios” dicen que el transporte público es seguro. Nuestros gobernantes repiten que la probabilidad de contagio en el transporte público es del 1%, lo que, entre ustedes y yo, resulta un poco difícil de creer.

El famoso 1% viene de un informe de la sanidad francesa que repasa el origen de algo más de 600 brotes en ese país y concluye que 6 (el 1%) se originaron en el transporte público. El informe (https://www.santepubliquefrance.fr/maladies-et-traumatismes/maladies-et-infections-respiratoires/infection-a-coronavirus/documents/bulletin-national/covid-19-point-epidemiologique-du-6-aout-2020) contiene pocos detalles como para analizar si ese 1% es real o no. Porque, por ejemplo, la principal fuente de esos brotes fueron las empresas privadas o públicas, y habría que preguntarse cómo se tiene la seguridad de que el origen último de esos brotes no haya sido justamente el que los empleados hayan utilizado el transporte para acudir a su lugar de trabajo.

Hay otro estudio que se cita, realizado en China y publicado en una revista científica (https://academic.oup.com/cid/advance-article/doi/10.1093/cid/ciaa1057/5877944). Lo que la prensa recoge ( https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/09/25/5f6e03b0fdddffbe908b45a7.html) es que la probabilidad de contagio en el tren, según este estudio, es del 0,32%. Pero, mecachis, lo que dice la publicación no es exactamente eso, vaya por Dios. Si estabas sentado en la misma fila que el paciente “índice” (el que origina el brote), el riesgo relativo (RR) de contagiarte era un 11,2 frente a quienes ocuparan otros asientos. Los que estaban sentados justo a su lado tenían un de 18,0. Vamos, una probabilidad considerable de que te tocara el premio vírico. No es sorprendente, porque ya lo hemos comentado otras veces, que el riesgo disminuía cuanta más distancia había respecto al paciente infectado, pero aumentaba por cada hora de viaje compartida…

Así que los autores concluyen literalmente lo siguiente: “COVID-19 presenta un alto riesgo de transmisión entre los pasajeros de tren, pero hay diferencias significativas en dicho riesgo en relación con el tiempo de viaje compartido y la ubicación de los asientos. Durante los brotes de enfermedad, cuando se viaja en transporte público, en espacios confinados como los trenes, se deben tomar medidas para reducir el riesgo de transmisión, incluyendo el aumento de la distancia de los asientos, la reducción de la densidad de pasajeros y el uso de protección para la higiene personal.”

Pero no pasa nada, el transporte público es segurísimo. No pasa nada, el 75% del aforo está estupendo si lleva usted mascarilla, y tiene que llevarla por supuesto. Eso sí, si no es imprescindible, no salga. Las empanadillas de Móstoles, bien, gracias. El omeprazol, inútil por completo. La digestión, de la boa. ¡Encarnaaaaaaaaa!

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3 thoughts on “CONCIERTO DEL DESCONCIERTO

  1. Es una lástima que los políticos en lugar de volcarse en facilitar medios a la Sanidad y los sanitarios, en controlar los grupos de chavales que se reúnen tarde en la tarde, aumentar el servicio de transporte público…, se dediquen a pelearse entre sí, a culparnos por no llevar mascarilla, a hundir los negocios con directrices de película de los hermanos Marx -porque un día dicen una cosa y al siguiente la contraria-, y no acaban nunca. Esta actitud que, para mí, es premeditada busca volvernos locos y mantenernos en la más absoluta de las angustias. Qué pena que los expertos tengan que dimitir !! Un saludo.

  2. Como de costumbre, estoy totalmente de acuerdo contigo.
    Yo estuve en el Real el dia de autos, ópera no tuvimos, espectaculo a tope, pero bochornoso.
    El patio de butacas estaba con separaciones, a partir de los palcos, como de costumbre, a tope !
    Fué vergonzoso la falta de consideración hacia la mayoria de los espectadores.
    Saludos

  3. El pulso de una sociedad se sigue a menudo mucho mejor desde los tiempos y los espacios que ofrece el autor de este blog.
    Planeando por ámbitos diferentes las conclusiones alarman:
    Los tontos son cada día….mas necios.

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