Rafael Ortega Basagoiti

Por la autopista hacia el despropósito

Las obras de la autopista hacia el despropósito, donde se encuentra además la sede principal de la hipocresía sectaria, progresan a buen ritmo. Cada vez hay más carriles, porque la autopista apenas da abasto para absorber el incesante tráfico de despropósitos. La sede de la hipocresía sectaria también ha tenido que ampliar su superficie, porque su tamaño se ha hecho insuficiente para albergar tanto falsario. Repasemos algunos hechos recientes.

En el Reino Unido se convocan audiciones para bolsa de trabajo de cuatro orquestas, solo para personas de color, orientales o de otras minorías clásicamente discriminadas. En Estados Unidos, se veta la Obertura 1812 de Chaikovski porque celebra una victoria rusa y no hay que ofender a los ucranianos. En ese mismo país se prohíbe enseñar en una escuela neoyorquina ciertas obras de Debussy, como Le petit negre o Golliwog’s Cakewalk por contener en su título alusiones racistas. También en Estados Unidos se han cambiado textos de la ópera de Verdi Un ballo in maschera por considerar que contienen alusiones racistas. Y se han incluido tambores africanos en la Novena de Beethoven, que tiene que ser actualizada porque una directora ha decidido que ha quedado obsoleta. En Verona, se ha repudiado por parte de ciertos aficionados (origen sobre todo en Estados Unidos) a la soprano rusa Netrebko porque, además de rusa y considerada próxima a Putin, se ha maquillado de negro para la representación de Aida. Y de todas las cosas que se le reprochan, esa del maquillaje parece la más grave. En Francia, cierto sindicato de profesores ha protestado ante su gobierno porque en un concierto colaborativo dirigido por Riccardo Muti, se iba a interpretar, por un coro para el que se pedían voluntarios, el Ave Verum Corpus de Mozart, lo que atentaba contra el laicismo oficial de la república francesa. En Estados Unidos se reclama una iniciativa que acabe con el predominio, en la programación de música clásica, de los compositores blancos varones muertos. En el Reino Unido, la BBC 3 ya se ha comprometido a que la música programada de compositores vivos lo será al cincuenta por ciento entre hombres y mujeres, haya o no haya esa proporción de música de calidad en ambos géneros. En España, en la Comunidad Valenciana, se acaba de despedir a una profesora de trompa, tras 35 años de interinidad, porque no tiene el título de valenciano. A los candidatos a entrar en orquestas de Galicia y Comunidad Valenciana se les da un tiempo, si consiguen plaza, para aprender y alcanzar un cierto nivel de la lengua autóctona (2 años), o de lo contrario, sufren el mismo destino que la profesora de trompa citada. En Alemania no iban a ser menos que en Estados Unidos. Parece que la bisnieta de Wagner ha sugerido cambiar, en una producción de Lohengrin, el texto (de su bisabuelo) para que, en lugar de la palabra “Führer”, se diga la palabra “Schützer”, no vaya a ser que alguien piense que en cualquier momento aparecerá el cabo de Bohemia, como dicen que le llamaba el mariscal de campo Gerd von Rundstedt. Parece que Christian Thielemann mostró su desacuerdo, sugiriendo que quizá, en esa línea, tuvieran que cambiar buena parte de la Tosca de Puccini. No estoy de acuerdo con el maestro. La Tosca se puede perfectamente presentar como una víctima de la violencia de género que se defiende con ardor. Volviendo a Estados Unidos, encontramos al director de escena argentino Jose María Condemi lamentando que, por una sutil añagaza contractual que a su agente le pasó inadvertida (o tuvo que tragar, vaya usted a saber), la Lyric Opera de Chicago va a presentar su producción de Ernani, de Verdi, ya estrenada allí, pero con un pequeño cambio en el nombre del director, que ahora va a ser otra persona, para ser más exactos, una directora, Louisa Muller. Condemi ha echado públicamente pestes, pero, como cabía esperar, no ha tenido ningún éxito. No quiero pensar lo que estaríamos oyendo si la cosa llega a ocurrir al revés. Porque, naturalmente, en la autopista del despropósito, destino sede central de la hipocresía sectaria, algunos desmanes tienen vetada la entrada. Groucho Marx decía aquello de “tengo unos principios, pero si no le gustan, tengo otros”. Y para principios cambiantes, o mejor, para principios debidamente seleccionados, se escribieron estos tiempos. La corrección política es un dogma indiscutible. Si te rebelas contra él, te revelan como fascista. Le ha pasado hasta Javier Marías, que ya es decir. Pero otros principios son marxistas (de Groucho), así que son mutables, como… bueno como eso que algunos de ustedes están pensando a buen seguro. Así que se puede dirigir un teatro de ópera y presidir la afiliada española de la principal multinacional discográfica del planeta, sin que nadie (de la prensa, quiero decir) diga ni mú. Y además, ¿a quién le importa? Y también, pero solo si se es progre, se puede uno vestir de indiferencia y dejar que te contrate un gestor mafioso. Da igual que tu ya tengas un nombre y no tengas necesidad, y que tengas la responsabilidad de que tu nombre no revista de respetabilidad a un gestor cultural (?) mafioso que está maltratando a tantos músicos que empiezan. Sí, justo como tu empezaste un día, aunque hayas tardado poco en olvidarlo. Pero si eres progre, todo vale. Incluso eso. Tendrás un carril distinguido en la autopista del despropósito y serás jaleado en la sede de la hipocresía sectaria. Mientras no violes la corrección política y no se levante contra ti algún movimiento de esos tan de moda últimamente, puedes ejercer tranquilamente la golfería y convertirte en un verdadero campeón del despropósito. Poco importan entonces las discriminaciones (si se hacen en la dirección que el gran sacerdote de la hipocresía sectaria sanciona), los conflictos de interés, los comportamientos mafiosos o la desvergüenza. Es lo que tienen los principios grouchianos. Te recibirán con regocijo en la sede central de la hipocresía sectaria, donde se encuentran todos los que rasgan sus vestiduras ante quienes se rebelan contra el dogma único e indiscutible de la corrección política, pero luego aplauden o, como mínimo, hacen oídos sordos y ojos ciegos a toda clase de despropósitos mucho más graves pero que no rompen su sagrado discurso. Después de todo, mañana todo el mundo se habrá olvidado y el mafioso, el caradura, el trepa, el desahogado, seguirán a lo suyo. Y si además de progre y de comulgar la hostia de la corrección política tienes una historia desgraciada detrás, entonces encima te harás de oro. Que se lo digan al pianista del régimen. Como verán, sobran las razones para contemplar el futuro con optimismo. Los brotes verdes, creo que los llaman. Marchando otro carril para la autopista. Luego dice Muti que está cansado de este mundo. Por qué será que no me extraña nada.

 

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5 thoughts on “Por la autopista hacia el despropósito

  1. Nos quedamos sin campo para tanto carril. La foto se queda corta. El revisionismo alcanza a la Prehistoria (ya hay estudios investigando si las pinturas de Altamira y similares se debieron a mano femenina o masculina). La memez alcanza todos los ámbitos. En una (creo) reciente película acerca de la primera vuelta al mundo, el protagonista comentaba que había intentado dar una visión feminista (o algo así) a su personaje. Hay que enmendar la plana a Juan Sebastián Elcano que parece ser fue políticamente incorrecto. Vivir para ver. El problema es que esto va a mas de forma imparable

  2. Increíble.
    Se puede añadir la propuesta del gobierno de incluir en la enseñanza de matemáticas en Primaria las «destrezas emocionales». Hay que ser memo.
    Vamos a pique.

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